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miércoles, 10 de octubre de 2012

Keep all our promises

¡¡Hey!! Vaya, este blog está muy solitario. No es más que por mi culpa. Mi hermana ya ha intentado encontrar tiempo para escribir alguna entrada, pero yo ni eso. Estos días he estado inmersa en el mundo de los libros, con una taza de café con leche apoyada en mis labios y devorando el bizcocho casero de frambuesas de mi madre. Mmm, ese bizcocho de frambuesas... Las frambuesas me vuelven loca. Frambuesas en el olor de mi champú. Frambuesas en el color de mi edredón. Frambuesas estallando en mi boca, salpicando mi paladar de su especial sabor...



¿Habéis leído a Laura Gallego? El último libro que he acabado es de ella, se llama La Emperatriz de los Etéreos. Está muy bien. Me encanta como escribe, cómo ordena cada frase y acaricia cada palabra, consiguiendo esa basta y no abusiva sensación acogedora.

Me gusta Aer. Tiene un aire indomable, un aire rebelde, un aire risueño. Me recuerda a mí.

Ojalá pudiera ser la próxima Laura Gallego... Con historias bonitas, interesantes, dignas de ser leídas. Con palabras que parecen sacadas de lo más profundo del corazón de una gran persona.



Me dan ganas de empezar alguna serie de televisión. He pensado en:

  • Awkward
  • One Tree Hill
  • Glee
¿Sabéis de alguna serie con un poco de sentido de humor; emocionante y bonita; que trasmita un mensaje, ¿cómo decirlo? que enseñe algo. Las series estadounidenses me suelen gustar, por eso he escogido esas tres.

He escogido a Awkward porque la situación de la protagonista me recuerda a la mía. Yo también me siento (y soy) invisible, irrelevante. Aislada de todo.

He escogido One Tree Hill por mera curiosidad. He oído hablar de ella, y no sé.

He escogido Glee por esta única razón: el canto. Me encanta cantar, aunque me dé mucha vergüenza hacerlo en público. Además, mi voz no es bonita. Pero una cosa es tener voz bonita y otra cosa es saber cantar. Pero bah, no me pondré a enrollarme con mi teoría, que sé que os aburriría. Bueno, pues que eso de cantar a mí me puede. Me encanta estar escuchando a alguien cantar (a alguien que sepa y que tenga talento) y notar la entonación en cada vibración del aire, en cada nota que emite. Es algo mágico. ¿Y las expresiones y caras que ponen al concentrarse, al sentir la canción floreciendo en sus cuerdas vocales? Eso es genial. Todo lo relacionado con el mundo de la música y del canto significa mucho para mí. Ojalá tuviera una buena voz, de esas que escuchas y dices: en un par de años la escucharás por la radio. O en un par de años comprarás su primer disco. O en un par de años ganará su primer premio. Tal vez... tal vez en otra vida.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Puedo con todo


Quiere ser el “verbo puedo” la preposición “con” y el adjetivo “todo”.  PUEDO CON TODO. Puedo cruzar los océanos, los bosques, las montañas, los ríos, los corazones... Si he recorrido media vida, todavía puedo recorrer media más, con fuerzas, sin prisas. Todo está por ver, todo está por descubrir. No he gastado tiempo, lo he utilizado.



domingo, 2 de septiembre de 2012

Welcome, September

Holita. De veras, siento mucho no haber publicado durante tanto tiempo. Bueno, he estado ocupada. Llegó mi hermana Sophie hace una semana o así y desde entonces he estado mucho tiempo con ella, igual que con Lilo.

¡Vaya! Gracias, ya tenemos 17 seguidores. Aunque en el blog ponga 15, en el escritorio Blogger salen 17. No sé por que.

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Bueno, septiembre ya se ha colado por nuestras vidas. Ya falta poco para el instituto. Yo comienzo tercero.

La verdad es que no estoy muy entusiasmada... pero qué se le va a hacer. No me queda otra opción. Me consuela saber que solo tendre que aguantar a mis compañeros, profesores, deberes y eso un curso más. Después empiezo con el Bachiller.

Estamos pensando en cambiar un poco el diseño. Lo veo un poco soso, a mi parecer. Ya nos diréis que tal.


Hasta pronto!

jueves, 30 de agosto de 2012

Bomb


Saltan las letras de mi corazón
como bombas de un avión
me falta aire para respirar
y tengo que dejar de teclear.

Me siento inspirada,
vuelo como una hada,
un pajaro soy
el dia de hoy.

Si tu boca se va abrir
que sea para hacerme reír.
mañana me sentire pez
y una caracola a la vez.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Lights will guide you home, and ignite your bones

¡¡Hola!! Aquí Abbie. Siento haber dejado el blog tanto tiempo sin nada nuevo. Es que estos días no estoy haciendo nada, ya que mi hermana no está.

Ayer fui con mi Lilo a una pequeña cala, es como una playa pero diminuta. Bueno, ésta está entre medio de dos playas y tiene un mirador encima. En realidad es una cavidad en un muro de roca, con arena y el mar delante. Está muy bien. Además, el agua es cristalina, está limpia y tibia. A Lilo y a mí nos encanta esta calita. Estuvimos como una hora en el mar, nadando, riendo, disfrutando. La arena no es gruesa, pero tampoco es muy fina. Suerte que traje un par de bocadillos con mermelada, porque poco después de salir del mar el hambre reclamó. Me encanta pasar las tardes con mi hermano Liam. Es una de las escasas personas que sabe sacar lo mejor de mí...

Quería deciros que me dejéis vuestros blogs así los puedo leer, comentar, seguir... Oh, ya tenemos cinco seguidoras. ¡Gracias!

P.D: extraño a mi hermana Sophie.

Atte:

Abbie S. Rose

domingo, 5 de agosto de 2012

Hasta aquí he llegado


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Pronto empezará el instituto. Pronto nuestros diferentes caminos toparán. Pero yo no permitiré que vuelva a pasar. Ya he sufrido mucho con las tres, o cuatro, o diez oportunidades que le dí. No sé qué es lo próximo que va a esperar de mí, pero no se lo consentiré. Estoy harta de tener que ir adaptándome a sus necesidades y a sus caprichos cada vez que cambia de opinión sobre algo. Estoy harta de tener ese sentimiento de vacío, eso de pensar 'me siento reemplazada'. Estoy harta de oír sus quejas, intentar ayudarla y que me aparte. Éramos amigas. Sí, éramos. Pero me alegro de haber cortado este asunto de una vez, aunque ya sea demasiado tarde.

Abbie S. Rose, más segura que nunca.

sábado, 4 de agosto de 2012

El amor de las palabras

Todos necesitamos alguien que nos cuide, nos mime, nos hable... Un simple gesto, una simple mirada, una simple palabra lo pueden cambiar todo. Hasta hoy pensaba que las personas vivíamos para ser queridas, y es así, pero también tenemos que dar nosotros amor. El cariño y las palabras son gratis, ¿podríamos hacer el favor de compartirlo? Yo te doy, tu me das.




miércoles, 1 de agosto de 2012

Salvada!

Querdias amigas,

Hoy al llegar al pueblo le he comentado a Martina lo del blog y me ha dado la mejor idea de toda una vida! Hay un programa para móvil de blogger,y como yo tengo internet siempre, ¡puedo publicar! Es increíble. Eso si, no podre publicar fotos, ni videos ni relatos largos, solo explicaros como me va por aqui arriba... Tengo que deciros que se esta de maravilla! Hace fresquito y no te mueres de calor, es genial.

Os escribire pronto,

Sophie T. Roth

Noticias... tristes

¡¡Hola chicas (si es que hay alguien)!! Primero de todo: gracias a Paula por ser nuestra primera seguidora:)
Como ya os explicó Sophie en su última entrada, estará fuera durante un tiempo. Casi un mes.
No os hacéis la idea de qué es para mí estar sin ella un mes... A ver, no es la primera vez que se va, pero suele estar una o dos semanas.
Bueno este tiempo he decidido a pasarlo leyendo más, disfrutando de los últimos días de vacaciones... y con Lilo. Sí, quiero salir, hacer algo nuevo. Como habréis podido comprobar en un pequeño texto que le escribí (bajad y lo veréis), le quiero mucho. Estos dos hermanos son lo más grande que tengo el este planeta.
Bueno, quería desearle suerte a Sophie que no la veré hasta dentro de un mes. Y para cuando venga, me gustaría que vea que tenemos más seguidores y que el blog funciona! Así que dejadme vuestros blogs por aquí, así me paso, y nos visitamos mutuamente.

Besitos,

Abbie S. Rose.

Fanfic: Gale y Madge

¡¡¡Hola!!! Bueno, hace poco leímos con mi hermana una trilogía muy interesante y bonita llamada Los Juegos Del Hambre. Es muy atrapante, de verdad. Además, hace unos meses sacaron la película y la vimos hace dos semanas. No estuvo mal. Es más, era impresionante. Pero nada comparada con el libro.
Bueno, no se si sabéis lo que es un fanfic. Es una historia alternativa sobre lo que pudo haber pasado o pasará con historias ya escritas. Pues bien, esto es uno sobre Gale y Madge: lo que pudo haber pasado mientras Katniss Everdeen estaba en los juegos.
Sé que no está muy bien, pero bueno...


-Vamos, sé que puedes.

Yo estaba convencida de que ella podría tener un futuro como pianista. Las delgadas y fuertes manos de Posy tenían unos dedos largos y flexibles. Casi cada tarde, desde que Gale desaparece en el bosque porque se niega a ver los Juegos en los que compite Katniss y su amante, cuido de Posy. En la mayor parte del tiempo que pasamos juntas le enseño el nombre de las notas, las corcheas, las negras y las blancas; cómo leer un pentagrama, cómo afinar la voz a cada nota. Es relajante. Posy es la hermanita que nunca tuve; tal vez porque, al ser mi padre el alcalde del Distrito 12, no quiso más responsabilidades. Yo hubiera hecho lo mismo, porque llevar un distrito pobre como lo es el doce ya es un cargo bastante grande. Aunque yo considero una responsabilidad de verdad todo lo que hace Gale por sus hermanos y por su madre. Comete el delito de caza furtiva cada día para que a sus hermanos nunca les falte comida. Admiro a Gale por su espíritu luchador y valiente. Una vez, me llevó al bosque.  Captó mis ganas en mi mirada, cuando vino a recoger a Posy y él traía consigo un saquito de cuero repleto de fresas maduras y frescas. Me llevé una a su boca, y mi lengua flotó en el dulce líquido de la fresa. Todo esto y más se podía encontrar allí fuera, del otro lado de la alambrada. Estaba sorprendida. Sentía una mezcla de emoción y ansiedad. Mientras cualquier persona del distrito tenía que pagar para conseguir fruta como esta, allí fuera, donde reina la naturaleza, hay infinidad de cosas ricas y frescas para comer.

-Sé lo que quieres.-me dijo Gale, sonriendo.

Desde que Katniss se fue a la arena y se enamoró de Peeta Mellark, el hijo del panadero, era muy difícil ver a Gale sonreír. Aun así, estaba sonriendo de verdad, porque hice un gesto involuntario, llevando mi mano a su mejilla, y noté el hoyuelo que se formaba encima de la comisura de sus labios.

-Primero dejaré a Posy en casa.-dijo, apartándose de mí, algo molesto, como pude comprobar.

Llegamos hasta su casa de la Veta. Nunca había estado allí. La Veta estaba compuesta por un montoncito de casas de piedra y madera cubiertas de un manto de polvo negro. 

Su madre estaba dentro, rodeada por un charco de agua grisácea. Tenía un barril lleno de agua y jabón enfrente, y estaba arrodillada con un vestido en su regazo, frotándolo con una esponja.

-Hola, chicos.-enjuagó el vestido en el barril-Hola, Posy.

Besó la frente de su hija y ella se fue a otro cuarto, donde estaban sus hermanos jugando al ajedrez. Pocas personas en el distrito podían permitirse el lujo de tener un juego de ajedrez, porque tanto el tablero como sus respectivos peones eran carísimos. Ese ajedrez tenía los peones de mármol, y el tablero presentaba algunos notables rasguños. Estoy segura de que Gale lo había conseguido en el Quemador, a lo mejor intercambiándolo por tres o cuatro ardillas.

Nos encaminamos a la Pradera, un sitio cerca del final de la Veta donde yo nunca había estado. Nos topamos con la verja que delimita el distrito. Nunca la había visto de tan cerca. Estaba formado por alambres, tenía una altura de siete u ocho metros. Había una zona casi imperceptible donde los alambres mostraban unas abolladuras, y Gale se metió por ahí. Me tendió la mano desde el otro lado de la valla, donde cada centímetro cuadrado de la hierba, cada árbol, cada flor y cada animal eran libres. Me recogí la falda del vestido con una mano, y la otra se la di a Gale. Primero metí un pie, y al meter el segundo, los bordados de la falda se me engancharon al alambre. Me agaché para liberar mi vestido a la vez que Gale, chocándonos las frentes. Él se ocupó de desenganchar los bordados del alambre, con bastante brusquedad, cosa que me molestó. Pero estaba en el bosque, me dije. Aquí no importaba si te rompías el vestido, lo que importaba realmente era si iba a aparecer algún animal salvaje dispuesto a atacarte. Gale entrelazó sus dedos con los míos, y me arrastró consigo, corriendo y adentrándonos en las profundidades de los bosques. Era todo muy bonito. Envidié a Gale y a Katniss por poder refugiarse entre los árboles siempre que quisieran, y envidié a Katniss sobre todo por poder tener a Gale siempre que quisiera.

Con mi ayuda, Gale pudo cazar unas perdices. Yo las ahuyenté de un árbol haciendo ruido con las hojas y las piedras, y él lanzó las flechas que acabaron con dos de los pájaros. Llegamos hasta un matorral, repleto de cositas rojas. De aquí era de donde Gale sacaba las fresas que tanto gustaban a mi padre y a mí, me dije. Recolecté dos docenas, y dejé que Gale me guiara por el bosque. Ésta era su casa. Se movía con gran agilidad entre arbustos, ramas, árboles y rocas; mientras que yo estaba dos minutos para saltar por encima de un tronco caído.

Llegamos a una pequeña casita con una chimenea dentro. Tal vez aquí, hace años, vivieron personas en verdadera felicidad. Pero ahora ya no quedaba nada, todo estaba destruido, cubierto por la capa verde que formaban los árboles, la hierba y las plantas.

Gale encendió el hogar y se puso a limpiar una perdiz. Después de desplumarla, la pinchó en una rama y la puso a arder cerca del fuego.

-¿Qué te parece?-me preguntó entonces.

-Oh, es todo tan bonito… lo que daría yo por poder venir aquí siempre que quisiera. Nunca me he sentido mejor.- él se echó a reír- Eh, lo digo en serio. Para, no te rías.-pero entonces me río yo también y le doy un empujón. Él me atrae hacia sí, y yo dejo mi cabeza reposando sobre su hombro. De repente, suelta un suspiro.

-Creo que esto ya está.

Se lleva la perdiz a la boca y le da un mordisco. Luego me la pasa a mí, pero yo no estoy segura.

-Adelante, no te arrepentirás.

Entonces muerdo el carnoso cuerpo del pájaro. Es sabroso, muy rico. Nos acabamos la perdiz, y después nos comemos unas cuantas fresas y salgo de la casita. Gale intenta matar al fuego pisándolo con su bota. Yo me quedo embobada con todo lo que me rodea. Los cantos de los pájaros, el crujir de las ramas y las hojas, el sonido del viento.

Nos ponemos en marcha, de vuelta al distrito. A medio camino, me tropiezo con una roca, pero Gale se adelante y me atrapa antes de que pueda rozar siquiera el suelo. Levanto la cabeza y me encuentro con la suya.

-Gracias.

-No tienes por qué dármelas, es normal que te tropieces.

-No me refiero a eso…-digo negando con la cabeza, y pasando mi mano por su rostro-, digo que gracias por todo. Por enseñarme el bosque y compartirlo conmigo. No pensé que fuéramos a congeniar tanto. En fin, tú tienes a Katniss, pero yo…

-¿Katniss? Pensé que la tenía hasta que conoció al panadero. Es decir, cuando decidió que ese desconocido valía más que yo -después de eso, soltó un gruñido.

-Oh, vamos. No creo que Katniss te vaya a dejar por un chico con el que tarde o temprano tendrán que pelear a muerte.

-Pues en la televisión ella no piensa igual que tú. Siempre imaginé un futuro en el que nosotros dos… bueno, ya sabes. Pero ya no… en fin, estoy dudando de ella ahora.

-Te comprendo.

-No, no me comprendes, Madge. Tú no sabes lo que es perder el único rastro de esperanza cuando toda tu vida es gris y peligrosa. Pensé que con Katniss podría salir adelante; formar una familia, incluso. Pero ella me lo ha dejado claro, a mí y a todo el país. Si vuelve, nada será lo mismo.

Me despedí y volví a mi casa. Después de ese día, volví al bosque una vez. No sé qué se me pasaba por la cabeza cuando dejé atrás la alambrada y me interné en le bosque. ¿Qué hacía? Estaba irrumpiendo en la intimidad de Gale. Yo no conocía estas tierras. Me iba a perder...

Aún así, decidí seguir mi instinto (instinto poco desarrollado, puesto que jamás me hizo mucha falta). Llegué a un claro delimitado por una barrera de árboles con troncos gordos. Ese claro estaba repleto de pequeñas flores amarillas. Creo que eran unas florecillas llamadas armagas. Me metí un par en mi bolsillo, cuando de repente, oí un potente alarido.

Provenía de mi izquierda, así que lo natural era irse por la derecha. Salí disparada hacia el lado contrario de donde oí el grito. Sabía que, si no dejaba de correr, perdería el rumbo y no podría regresar a casa. ¿Por qué había tenido que venir al bosque? Había empezado a jadear cuando sentí que el cuerpo se me caía para un costado, impulsado por una fuerza que se abalanzó sobre mí.

-¡¡¡Ay!!!

Había perdido la cabeza. Empecé a chillar, patalear e intentar escapar del cuerpo que me retenía allí. Pero de repente, el calor que desprendía el cuerpo del chico me fue familiar. Incluso su forma de respirar. Giré la cara y vislumbré un rostro de ángulos poco pronunciados.

-Eres muy poco silenciosa. No durarías en el bosque ni un día.-dijo el chico. Dejé de patalear y él se empezó a apartar. Me había dejado una mancha de sangre en la falda de mi vestido.

-¡Gale! ¡Me has dado un susto de muerte!-estallo.

-¿Preferías que te asustara yo, o esa jauría de perros salvajes que descubrí medio kilómetro más atrás?-dijo, con una risita.

Separó su cuerpo del mío al completo. La sangre procedía de su muslo. 

-Oí tus pasos desde el momento en que empezaste a correr.-continuó. Pero yo no le hice caso. Estaba más ocupada en las cuatro o cinco incisiones que tenía en la pierna. Habrían sido esos perros. 

-Oh... Dios mío... Mira lo que tienes ahí.-dije muy preocupada. Pero él no se había inmutado; parecía que no sentía la herida.-Siento... siento haberte hecho enfadar el otro día. No sabía lo que decía. Tampoco tendría que haber hablado de Katniss.

-No tienes la culpa, Madge.-dijo, apartando mi mano de su herida y acercándose poco a poco a mí.

-Te agradecería si me indicaras el camino a casa. Yo no debería estar aquí, esto es un lugar tuy...-hubiera continuado la frase y dado por acabada la conversación, pero aquello me pilló desprevenida: me rodeó los hombros con una de sus manos y me plantó un beso en la boca, un beso que duró mucho. Había apoyado mi mano en su pecho, manchándole la camisa de su propia sangre. Él acercó su mano libre a la mía. Se la palpé. Era de la misma constitución que la de su hermana. Casi parecía que podía colocársela en cualquier nota del teclado, hacerla bailar sobre las teclas para formar una melodía. Pero en vez de eso, Gale colocó mi mano en su hombro, y se llevó la suya a mi pelo. 

-No sé por qué lo has hecho.-logré decir cuando se separó. ¿Por qué lo había hecho? No tenía razones para besarme. No tenía razones para enamorarse de mí. Yo no le podía ofrecer nada. ¿Qué iba a ser yo, otra boca a la que alimentar?

Él se apartó bruscamente de mí.

-Eh... Sólo lo he dicho porque, aunque no te lo parezca, tú tienes a Katniss. Yo... yo no te sirvo, Gale, no me necesitas. Por muy enfadado que estés con Katniss, nunca sentirás lo mismo por mí que por ella.-continué.

¿Estaba diciendo que Gale está enamorado de Katniss?

-Mira, no sé por qué me acabas de besar. ¡Gale, dí algo!

-¿Qué quieres que diga? ¡Dímelo tú! No sé por qué lo hice. A lo mejor, ¡porque te quería! Pero ya veo que tú a mí no.-dice él, levantándose del suelo y pateando una piedra-Vamos, es tarde. Tienes que volver a casa.

-No me quieres, Gale, sólo te lo parece...

-Si no vienes tú, me voy yo solo.-dicho esto, empezó a caminar. Me apresuré a levantarme y arreglar mi vestido, manchado de sangre y tierra. Lo seguí hasta la alambrada a varios metros por detrás. 

-Desinféctate eso al llegar a casa. Si quieres te dejo algún desinfectante...-sugiero yo.

-¿Ahora te preocupas por mí?-exclama.

Me negué a responder. Gale estaba siendo muy egoísta. Ya podía ver la alambrada: estaba a unos cien metros de donde yo estaba. Me alejé corriendo, dejándolo solo. Me quité el vestido antes de llegar a la alambrada, no sin coger las armagas. Estaba muy sucio, y a saber qué me preguntarían mis padres si lo ven así.

Volví a casa en mi blusa y mi pantaloncito de ropa interior, esperando no encontrar a mi padre por ahí.

Me di una ducha, me puse ropa limpia, y fui a ver si me perdí algo importante de los juegos. Katniss se había aliado con una niña, la cual había muerto hacía pocas horas, mientras yo estaba con Gale en el bosque. Se llamaba Rue. Rue... las armagas son rues.

Después de eso, no volví a ver a Gale hasta el día en que Katniss y el panadero, Peeta Mellark, regresaron a casa como Vencedores. A Gale lo vi de lejos, saludando a su "prima" Katniss. De repente, recordé esa aliada de Katniss, Rue. Pareció muy importante para ella. 

Volví a casa corriendo, lo más rápido que pude. Revolví mi habitación hasta hallar con el pequeño ramillete de armagas.

Llegué a la Aldea de Vencedores a tiempo, dejé las armagas en el escaloncito de la casa destinada a Katniss Everdeen y me alejé, justo a tiempo para verla a ella inaugurar su nueva casa. Fue a dar un paso adelante, cuando se encontró con las armagas. Recogió las flores amarillas del suelo, las olió y supe que supo su significado en cuanto el primer sollozo le sacudió el cuerpo.

Despedida

Buenas chicas...

Vengo a deciros que durante un mes m'he iré de vacaciones con mi amiga Martina en su pus lo, donde no hay Internet, asi que podré hacer endradas, solo si voy al pueblo de al lado, que es lo que intentaré hacer, asi podré escribir un poquito... Este pueblo Esta en medio de la montaña y no tiene cobertura ni nada de eso. Sus habitantes viven aislados del mundo, y esto me gusta, asi que podré disfrutar de unas vacaciones con mi mejor amiga tranquilamente. Me tengo que or, asi que os dejo ya.


Lo siento muchísimo,

Sophie.

martes, 31 de julio de 2012

Callejón sin salida

Sé que no es ni será mi mejor entrada, pero me gusta, porque se basa en un historia real. No es exactamente igual pero se basa por lo que pasamos yo y mi familia ya que mi padre, sufre cáncer. Tranquilas, sigue vivo, esta ahí, apoyándome cada día, cada minuto y cada segundo, pero sufre su peor pesadilla en la vida, el cáncer. Espero que es guste el relato al menos, y tengo que decir que ganó el primer premio en el concurso del instituto, de toda la ESO! ¿Os lo podéis creer? Disfrutadlo






Me llamo Iris y tengo 10 años. Mi madre falleció cuando yo nací y mi padre es empresario, y gana mucho dinero. Yo nunca le he dado valor a todo lo que se consigue con el dinero, he pensado que es mejor tener poco y poder estar con tu familia, que al revés. Y como no, justamente a mí me ha tocado la opción que no me gusta. Mi padre no me dedica tiempo, siempre está por el trabajo y ni él mismo se da cuenta, no está por su familia y los que lo rodean.  Siempre está con el móvil y el ordenador, y sí, de acuerdo, tengo todo lo que podría tener con el dinero, pero el dinero no te lo puede dar todo, no te puede dar personas que te quieran como una familia. Mi vida cambió por completo cuando un día se dieron cuenta de que tenía cáncer de células grandes en el pulmón. Especialistas recomendaron a mi padre que pasara más tiempo junto a mí, así que ahora mi padre y yo somos íntimos amigos.

Todo empezó el día que nos dieron la mala noticia, creo que mi padre se atemorizó más que yo, ya que perdió a su mujer y no quería que le pasara lo mismo conmigo. Ahora mi padre no tiene horarios, simplemente pasa todos los días conmigo, jugamos al fútbol, vamos al cine, al campo, de excursión.... Creo que gracias a mi padre estoy superando muy bien mi guerra. Me han hecho 16 sesiones de radioterapia y 7 de quimioterapia. Cada día hacemos una cosa distinta, y hoy toca ir a la montaña.

Me levanto temprano, ya que quiero ir cuanto antes a Vallcebre, un  pequeño pueblo donde recogeremos setas.  Despierto a mi padre,  y él me devuelve una sonrisa. Nos vestimos, desayunamos y cogemos el coche. Me parece que llegamos a nuestro destino en un momento ya que el viaje se me hace muy corto. Cuando llegamos a la montaña, empezamos a andar y andar, tengo que descansar unos minutos y beber agua. Me siento en una piedra  y mi padre me dice:

- ¿Ya estás cansada? Vaga…

- Que gracioso, sabes perfectamente porque no puedo continuar, necesito tomarme un descanso.

- Ya lo sé, ya lo se, sólo bromeaba, esto del cáncer tienes que tomártelo en broma, la gente piensa que cuando tienes cáncer ya estás en un callejón sin salida y te pasan cosas horribles, pero no es así, muchas veces este callejón tiene salidas.

- Sí papa pero es complicado de superar, tiene pruebas difíciles, parece el programa de televisión Atrapa un millón, en el que las preguntas parecen fáciles, pero todavía nadie ha conseguido ganar todo el premio.

- No compares, una cosa es un concurso que sólo sirve para enriquecer a los directores y la otra es una enfermedad. No te preocupes, sabes bien que vas a superarlo, has pasado por cosas peores y ésta no te va a derrumbar.

- Eso espero porque yo pensaba que no tenía enemigos pero ahora si tengo uno, Pepito, es el nombre que le he puesto a esta horrible enfermedad.

- Ja, ja, ja, que chistosa es mi hija, ya te he dicho que tienes que tomártelo en cachondeo, sino no saldrás de ésta. Por cierto, buen nombre para ponerle a una enfermedad.

- Gracias, es un nombre que me hace reír, así que cuando nombro el cáncer como Pepito no me duele todo.

-  ¿Continuamos?

- Claro, ya estoy lista!

Buscamos setas durante un rato y encontramos níscalos, boletos, mucosas y negrillos. Estoy muy contenta porque me lo he pasado muy bien, desde pequeña que me gusta ir a la montaña pero no he podido disfrutar mucho de ello, porque vivo al lado del mar. Me da la impresión de que lo estoy superando, que estoy superando a Pepito, y que ahora soy invencible y que nada me puede derrumbar.

Llegamos al restaurante, pido macarrones a la boloñesa y salchicha, mi padre una tostada de salmón y ensalada. Hablamos un rato de como me van los estudios, ya que ahora ya no voy al colegio, sino que un profesor particular viene a mi casa a enseñarme. Cuando terminamos cogemos el coche y vamos a casa. Durante el viaje, jugamos al juego de las palabras encadenadas.

- Cáncer – dije yo.

-  Reto – contestó mi padre.

- Oncología

- A… a… No se me ocurre nada, tu ganas!

- Bien jugado, no está mal, vas mejorando.

- Tú tampoco lo haces mal.

- Gracias,  ¿cuánto falta?

- Cada vez menos, media hora.

- ¡Que largo se me hace el viaje de vuelta! Después de reposar, 
¿Podremos ir al parque? Quiero jugar un rato, ¿puede ser?

- Por supuesto.

Cada vez estamos más cerca de nuestro objetivo y yo me duermo en un instante. Al llegar mi padre me despierta y me dice que hemos llegado. Salgo del coche y nos dirigimos directamente al parque. Una vez allí, voy al columpio y mi padre me dice:

- Siéntate conmigo en el banco, no vayas a jugar que es peligroso, estás demasiado cansada.

- Lo dices como si fuera una enferma, y si, lo estoy, pero no me gusta que me traten de esta manera, soy una persona normal  sólo que me toca pasar por esta horrible pesadilla. Ya lo sabes, así que no me hables de esta manera, y disfruta de los pocos días que te quedan para estar conmigo.

- Yo… lo siento de verdad, no quería tratarte así, ha sido sin querer.

- Perdona no quería decir esto.

- No pasa nada, ha sido culpa mía, pero quiero que sepas que te vas a curar y volverás a ser la misma Iris de siempre.

- Yo ya no tengo esperanzas, cada vez el cáncer  se extiende más y yo no sé si podré aguantar, este cuento que hasta ahora había sido de hadas, ahora es de terror.

- No es verdad, vas a curarte, debes creerme.

 - No puedo creerte, tú tampoco lo puedes saber.

Los dos nos abrazamos y de nuestros ojos salen lágrimas de tristeza. Hablamos de lo que hemos pasado juntos los últimos días. Llegamos a casa, cenamos y voy a dormir. Me despierto a media noche, estoy sudando intento llamar a mi padre, pero no puedo, no me sale la voz, mi corazón va muy rápido y no lo puedo controlar, se acelera hasta que deja de latir.  Por la mañana mi padre entra en la habitación, me intenta despertar, pero descubre que no puede, porque estoy muerta. Se pone a gritar y a llorar descontroladamente. En la habitación mi padre llorando sin parar, recita sus últimas palabras hacia mí:
- Yo te quería mucho, más que a nadie, fue culpa mía. Este callejón si que tenía salidas, pero yo no las supe encontrar. Ahora quiero que te instales en la constelación de Orión, así que cuando mire hacía allí, te veré y pensaré en ti y en todo lo que hemos pasado juntos. Buen viaje, mi pequeña.

Al decir esto todo se acabó. Me escapé hasta Orión, ahora vivo allí con mi madre, en el centro de la constelación, juntas vemos y protegemos a mi padre.